

Imagina cómo sería no tener electricidad en ningún momento del día, por años…
Esa es la realidad con la que nos topamos al llegar a la comunidad shuar de Pashkiut, dentro del cantón El Pangui, en Zamora. ¿Lo peor? Está a solo 10 minutos de la población más grande del cantón, donde sí hay luz.
El calor era intenso y, a lo lejos, Juan nos sonrió. Él es el líder de su comunidad que tiene una extensión de 632.1 km² y 12 mil habitantes. Y aún más importante, es su hogar desde los 15 años. Ahí se enamoró de la naturaleza, los árboles, su gente y su esposa.
Juan tiene 28 años y nos contó que decidió terminar el colegio con la ilusión de tener un futuro mejor para sus 3 hijos. ¿El problema? En su casa ni siquiera hay conexiones eléctricas.
“Yo tengo una plantita eléctrica y la prendo cuando necesito comunicarme…Tengo mis tres niños que están en la escuela, yo estoy en el colegio, mi esposa está en la universidad.
Pero a veces no hay lo económico, para comprar el combustible. Nosotros prendemos la planta cuando se necesita nomás”.
Mientras escuchábamos a Juan, sacábamos cuentas de lo costoso que es mantener un generador eléctrico. Llenar su tanque requiere 5.28 galones de gasolina Extra o Ecopaís.
Juan, conectándose con nuestros pensamientos, nos comentó que mantener un generador eléctrico es un lujo que no todas las familias de Pashkiut pueden permitirse, incluída la suya. En su caso, a veces puede ayudarse con un familiar que sí tiene.
“Voy a casa de mi suegra con mis hijos. Ahí pueden estar tranquilos, hacer sus tareas, tener una vida normal. Porque como ve, esto no es vida.”
¿El resto del tiempo? Su familia y él, hacen sus tareas a la luz de la vela o la luna.
Escuchar a Juan fue un golpe de realidad. Pero al pasar nuestro día en Pashkiut, nos dimos cuenta de que el impacto de no tener luz va más allá de “no poder realizar las tareas del cole”...
Lidia, una madre de familia muy cariñosa y dulce, nos contó cómo es su día a día sin luz. De las cosas que más recuerdo es los problemas que enfrenta para asegurar que sus hijos tengan suficiente comida.
Al escucharla, comprendo cómo esta situación no solo golpea su bolsillo, en una comunidad donde cada recurso cuenta, sino que también altera su rutina. Al dedicarle tanto tiempo a las tareas del hogar, se diluye el tiempo que podría dedicarle a generar ingresos económicos.
Pero espera… no son solo Lidia y Juan enfrentan desafíos con la luz en el Pangui, Zamora. Aún con infraestructura eléctrica el problema no acaba… Te lo contamos en el capítulo 2.
"Mira, aquí sin una nevera, las verduras y frutas se nos van a malgastar rapidito. Eso significa que casi todos los días toca ir al mercado, y mucha comida que se podría aprovechar más, se pierde."
Agradecemos de manera especial el aporte de nuestros becarios: Deybi Tene Medina y Jimmy Tene Medina